Tos ferina (tos convulsiva)
¿Qué es?
La tos ferina (tos convulsiva) es una infección altamente contagiosa que afecta la respiración. Es más severo en bebés, niñas y niños pequeños. Al principio puede parecer un resfriado común y corriente, pero a medida que avanza, causa ataques de tos incontrolables y a veces violentos. Puede provocar neumonía, convulsiones, daño cerebral y la muerte. La tos ferina se transmite cuando una persona infectada tose o estornuda. Los síntomas no aparecen hasta aproximadamente 7 a 14 días después de la infección y suelen durar de 6 a 10 semanas. La tos ferina se caracteriza por el sonido “silbante” que hacen las personas infectadas cuando inhalan aire después de un ataque de tos. Afortunadamente, existe una vacuna que protege contra la tos ferina.
¿Por qué es importante la vacuna?
Hubo un aumento en los casos de tos ferina en los EE. UU. entre 2012 y 2014. En 2012, se reportaron 48,277 casos (artículo en inglés) de tos ferina en los EE.UU., la cifra más alta en 64 años. La epidemia continuó en 2013, con 28,639 casos reportados. Desde entonces, los casos han ido disminuyendo hasta un mínimo de 2,116 casos en 2021. Así que ahora es el momento para hacer de la vacunación contra la tos ferina una prioridad.
La tos ferina afecta a personas de todas las edades, pero es más común y más grave en bebés, niñas y niños pequeños. Los bebés no pueden vacunarse contra la tos ferina hasta los 2 meses de edad. No tienen una protección sustancial hasta al menos los 6 meses de edad, después de haber recibido tres dosis de la vacuna DPTa. Alrededor del 30% de los bebés (artículo en inglés) menores de un año que contraen tos ferina necesitarán ser hospitalizados. Las complicaciones en los bebés pueden incluir apnea (respiración lenta o detenida), neumonía o la necesidad de respiración asistida, también pueden incluir convulsiones (sacudidas violentas e incontroladas), encefalopatía (enfermedad del cerebro) o muerte. Aproximadamente entre el 1 y el 2% de los bebés que contraen la infección morirán a causa de ella.
Los niños y niñas mayores, los adolescentes, las mujeres embarazadas y los adultos también necesitan protección contra la tos ferina. Muchos bebés, niñas y niños que la contraen son infectados por un hermano mayor, un padre o guardián. Es probable que los casos de tos ferina en adultos y adolescentes sean subestimados (artículo en inglés) porque los síntomas son mucho más leves. Los adolescentes y los adultos también pueden sufrir complicaciones a causa de la tos ferina, pero estos suelen ser menos serios. Las complicaciones pueden incluir tos prolongada, desmayos y fracturas de costillas debido a una tos intensa.
Progreso
Antes de que se introdujera la vacuna contra la tos ferina en la década de 1940, aproximadamente 200,000 niños y niñas estadounidenses contraían la enfermedad cada año. Después de que la vacuna estuvo disponible, el número de casos en los Estados Unidos disminuyó a un mínimo histórico de 1,010 en 1976. Sin embargo, en los últimos años hubo un aumento en el número de casos. Los expertos dicen que hay varios factores que pueden explicar por qué Estados Unidos experimentó una epidemia de tos ferina. Estos incluyen una mayor conciencia (lo que resulta en más pruebas). También incluyen cambios en las cepas de bacterias y una disminución de la inmunidad.
Aunque es eficaz, la vacuna contra la tos ferina no es perfecta; de hecho ninguna vacuna es 100% efectiva. Los cambios en la composición de las vacunas en la década de 1990 pueden explicar en parte los brotes de tos ferina de 2012 en los Estados Unidos. La vacuna actual es eficaz contra enfermedades y complicaciones graves. Aunque la protección desaparece más rápido, vacunarse es la mejor manera de prevenir la tos ferina. Algunas personas desarrollan tos ferina a pesar de estar vacunadas, pero experimentan síntomas más leves y son menos contagiosos. Los estudios han demostrado que los niños y niñas no vacunados tienen 23 veces más probabilidades de contraer tos ferina que aquellos que están completamente vacunados.
Los niños y niñas
- Los niños y niñas deben recibir 5 dosis en total de la vacuna DPTa, 1 dosis en cada una de las siguientes edades: 2 meses, 4 meses, 6 meses, 15 – 18 meses y 4 – 6 años.
Los adolescentes
- Los adolescentes deben recibir 1 dosis de la vacuna Tdap a los 11 o 12 años.
Las mujeres embarazadas
- Las mujeres embarazadas deben recibir 1 dosis de la vacuna Tdap con cada embarazo entre las semanas 27 y 36. Esto permite a la madre transmitir a su bebé los anticuerpos que combaten la enfermedad para protegerle tras el nacimiento.
Los adultos
- Los adultos que nunca han recibido una dosis de Tdap deben recibir una. Luego, los adultos deben recibir 1 dosis de refuerzo de Tdap cada 10 años.
Asegúrese de que las personas en contacto cercano con su bebé estén al día con la vacuna Tdap. Esto ayuda a proteger a los recién nacidos de la tos ferina.
Efectos secundarios
Las vacunas, como cualquier medicamento, pueden provocar efectos secundarios (también conocidos como "reacciones adversas"). La mayoría de los efectos secundarios son leves y desaparecen en unos pocos días. Los efectos secundarios comunes incluyen fiebre, dolor de cabeza o dolores corporales y cansancio. También pueden incluir enrojecimiento en el lugar donde se aplicó la vacuna. Los efectos secundarios son normales. ¡Incluso pueden ser una buena señal de que el sistema inmunitario está trabajando para desarrollar anticuerpos que combatirán futuras infecciones!
En el caso de la vacuna DPTa, los efectos secundarios también pueden incluir pérdida de apetito y vómitos, también son posibles reacciones más graves, como convulsiones, fiebre alta (más de 40.5° Celcius, o 105° Fahrenheit) y llanto continuo, pero son poco comunes. La hinchazón de toda la extremidad en la que se aplicó la vacuna también es un efecto secundario poco común. Si esto ocurre, suele ser después de la 4ª o 5ª dosis.
En el caso de la vacuna Tdap, también pueden aparecer náuseas, vómitos, diarrea y dolor de estómago.
Recuerde, las vacunas se estudian continuamente y son monitoreadas cuidadosamente por seguridad. Las investigaciones continúan demostrando que las vacunas son seguras y que los beneficios superan los riesgos. El riesgo de sufrir una reacción alérgica grave a una vacuna es poco común (aproximadamente 1 en 1 millón). La opción de no vacunarse tiene muchos más riesgos y puede llevar a contraer una enfermedad potencialmente mortal.
Hable con su médico si tiene alguna pregunta o inquietud sobre los efectos secundarios de la vacuna. En caso de una reacción alérgica grave, llame al 9-1-1.