Testimonios de padres

Defender algo en lo que crees puede ser apasionante y un poco intimidante.

Es aún más difícil cuando hay voces fuertes y enardecidas del lado contrario. Sin embargo, recuerde que las voces más fuertes no constituyen la mayoría. Entonces, aunque defender algo en lo que uno cree puede ser difícil, es importante defender los hechos.

No hay duda de que la vacunación se ha convertido en un tema candente. Hay organizaciones, celebridades e incluso políticos que trabajan para debilitar la confianza en las vacunas. Solo el hecho de sacar el tema de las vacunas en un grupo de juego puede llevar a conversaciones desafiantes y causar conflicto con las amistades.

No tiene por qué ser así. Los hechos y la información basados en la enorme evidencia científica no se pueden debatir. Usted puede y debe defender su decisión de vacunar a su familia. Usted forma parte de la mayoría de padres que optan por vacunar a sus hijos e hijas. Hay una oleada de padres que quieren combatir la enorme cantidad de desinformación y desconfianza en las vacunas. Padres como USTED defienden la salud de los niños y niñas.

Juntos, podemos asegurarnos de que todos los niños y niñas puedan decir con orgullo: "Estoy bien."

Conozca las historias de padres y guardianes que explican por qué eligen vacunarse:

Para mí las vacunas son super importante para evitar enfermedades para mí como madre quiero que mis hijos estén más protegidos y sobre todo que vivimos en un país donde las vacunas son gratis o aún precio accesible hay que prevenir para no lamentar.
Brenda, madre

A ti padre de familia, te invito a tomar conciencia sobre la salud de nuestros hijos. Las vacunas pueden prevenir enfermedades infecciosas que antes causaban la muerte o hacían daño a muchos bebés, niños y adultos. Sin las vacunas, nuestros hijos quedan expuestos al riesgo de enfermarse gravemente.

Alejandra, madre

Mi familia y yo creemos firmemente en las vacunas y siempre intentamos informarnos y educarnos sobre el tema lo mejor posible. Mi experiencia viene desde muy temprana edad. Cuando era un bebé, hubo una epidemia de sarampión en mi ciudad, y muchos niños pequeños y bebés murieron. Mi mamá estaba muy asustada porque yo solo tenía 10 meses de edad y el sistema público de mi país (México) y el seguro médico que teníamos solo permitía ese tipo de vacuna hasta la edad de 12 meses, mi madre por miedo de tenerme desprotegida me llevó a una ciudad vecina con un afamado pediatra que bajo su supervisión me administró la vacuna. En mi vecindario 3 bebés y 5 niños pequeños murieron, y muchos otros entre ellos adultos se enfermaron gravemente. Mi mamá está convencida de que gracias a la vacuna mis dos hermanas y yo no enfermamos durante esa epidemia. Desde entonces ella se aseguró de que todos estuviéramos al corriente con nuestras vacunas.

Cuando me convertí en mamá, hubo otras madres que trataron de convencerme de no vacunar a mi hijo, con argumentos de que podrían provocarle autismo entre otras afecciones, pero siempre defendí mi punto de vista sobre las vacunas ya que siempre he estado bien informada sobre el tema y siempre cuento mi experiencia. Además, me tocó ser testigo de cómo una mamá perdió a su hijo por meningitis debido a complicaciones por una enfermedad que pudo haberse prevenido con la vacunación, así como el caso de una familia que viajó a Sudamérica y tuvieron a su hija en terapia intensiva por más de 2 meses por complicaciones del contagio de paperas y no estaba vacunada. Mi familia y yo amamos viajar y antes de hacerlo nos informamos para saber si hay alguna epidemia, o si existe alguna enfermedad no controlada en el área contra la cual podamos vacunarnos. Cuando me encuentro con mamás o personas que están en contra de las vacunas e intentan convencerme y validar su punto de vista, siempre me mantengo firme en mi decisión y explico amablemente el motivo por el que soy una firme creyente de las vacunas. De vez en cuando mis experiencias logran tener un impacto positivo en otras madres y personas con diferentes puntos de vista y eso me hace sentir bien, porque esa pequeña contribución me hace pensar que quizá ayudé a salvar una vida.

Adriana, madre