¿Realidad o mito?
Beneficios y riesgos
REALIDAD: Los beneficios de prevenir enfermedades con una vacuna superan por mucho a los riesgos.
Cualquier medicamento puede causar efectos secundarios, pero los efectos secundarios graves de las vacunas son muy raros.
Es normal tener preguntas sobre los posibles riesgos de las vacunas, especialmente cuando los beneficios parecen invisibles. Si su hijo o hija está protegido con sus vacunas, no se enterará cuándo están expuesto a una enfermedad prevenible con vacunas. No sabrá con qué frecuencia la inmunidad inducida por la vacuna los protege de enfermarse. Afortunadamente, contamos con datos sólidos para ayudar a los padres como usted a considerar los pros y los contras. A continuación todo lo que necesita saber.
Las vacunas salvan vidas.
El principal beneficio de la vacunación es que previene enfermedades. La vacunación, también llamada inmunización, es uno de los mayores logros en salud pública del mundo. Los expertos coinciden en que la vacunación es clave para mantenerse saludable. En un año, sólo en Colorado las vacunas evitan más de 8,600 hospitalizaciones infantiles (artículo en inglés), 31,000 muertes (artículo en inglés) en los EE.UU. y entre 4 y 5 millones de muertes en todo el mundo.
Las vacunas reducen drásticamente la probabilidad de enfermarse.
Enfermedad | Casos máximos en la era anterior a la vacuna (año) | 2017 Cases | Disminución porcentual |
Sarampión | 763,094 (1958) | 99 | 99.9% |
Difteria | 30,508 (1936) | 0 | 100% |
Paperas | 212,932 (1964) | 6,109 | 97.1% |
Tos ferina (tos convulsa) | 265,269 (1934) | 18,975 | 82.85% |
Viruela | 110,672 (1920) | 0 | 100% |
Rubéola | 488,796 (1964) | 7 | 100% |
Poliomielitis (paralítica) | 21,269 (1952) | 0 | 100% |
Tétanos | 601 (1948) | 33 | 94.51% |
Fuente: El impacto de las vacunas; perspectivas sanitarias, económicas y sociales (artículo en inglés)
Estas disminuciones en las tasas de enfermedades se deben principalmente a la vacunación, no al saneamiento o a la mejora de la higiene. (Si ese fuera el caso, todas las enfermedades comenzarían a disminuir aproximadamente al mismo tiempo). Si bien las enfermedades contra las que nos vacunamos han disminuido, no han desaparecido. Si nos dejamos de vacunar, las enfermedades prevenibles mediante la vacunación volverán (artículo en inglés). Es por eso que en EE. UU. todavía se vacuna contra enfermedades que son raras. En los EE. UU. puede ocurrir un brote si solo un viajero infectado ingresa a los EE. UU. desde un país donde circula una enfermedad. De hecho, casi todos los brotes recientes de sarampión en los EE. UU. comenzaron después de que viajeros estadounidenses no vacunados trajeron la enfermedad a casa después de un viaje.
Las vacunas son seguras.
Las vacunas pasan por estrictas pruebas de seguridad antes de ser aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés). Una vez aprobadas, las vacunas son monitoreadas de forma cuidadosa y continua para determinar su seguridad utilizando diferentes sistemas. También se estudia la aplicación de múltiples vacunas al mismo tiempo.
Los investigadores han estudiado a profundidad (documento en inglés) el calendario de vacunación y la seguridad de las vacunas. En mayo de 2021, la Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Médica revisó casi 200 estudios sobre la seguridad de las vacunas. Esta agencia publicó un informe sobre su revisión y no se encontró evidencia de problemas importantes de seguridad relacionados con el calendario de vacunación infantil.
La vacunación protege a sus seres queridos.
La vacunación no es solo una elección personal. Las personas vacunadas también ayudan a proteger a quienes no están vacunados. Este es un concepto conocido como “inmunidad colectiva” o “inmunidad comunitaria”. Cuando una persona se vacuna, evita que la enfermedad se propague a las personas cercanas a ella y a otros en la comunidad. Esto es especialmente importante para las personas que no pueden recibir vacunas o tienen un alto riesgo de sufrir complicaciones de la enfermedad. Esto incluye:
- Bebés demasiado pequeños para recibir vacunas
- Mujeres embarazadas
- Adultos mayores
- Personas con sistemas inmunitarios débiles y personas con otras condiciones de salud como asma, enfermedades crónicas o cáncer.
- Personas alérgicas a los componentes de la vacuna.
La mayoría de los niños y niñas en los EE. UU. están vacunados, pero a algunos les faltan algunas o todas las vacunas. Cuando las personas no vacunadas se agrupan en determinadas áreas geográficas, aumenta la posibilidad de que se produzcan brotes de enfermedades. Cuando las tasas de vacunación bajan, las enfermedades infecciosas pueden propagarse más fácilmente. Del mismo modo, cuando más personas en una comunidad están vacunadas, es menos probable que la enfermedad se propague. El nivel necesario para proteger a una comunidad mediante la inmunidad colectiva es diferente para cada enfermedad.
Para enfermedades muy contagiosas, como el sarampión, aproximadamente el 95% de las personas de una comunidad deben vacunarse para protegerse contra los brotes.
Las vacunas reducen drásticamente la probabilidad de enfermarse.
Puede ocurrir que durante un brote se contagien más niños y niñas vacunados que aquellos no vacunados. Esto se debe simplemente a que el número de niños y niñas vacunados es mucho mayor al de los no vacunados, además las vacunas no siempre son 100% efectivas.
Por ejemplo: Imagine que hay 200 alumnos de sexto grado en la escuela secundaria ABC y que el 90% (180) de ellos están vacunados. Debido a un brote, la escuela secundaria ABC está expuesta a la tos ferina (tos convulsiva). De los 180 estudiantes vacunados, 29 contraen tos ferina. De los 20 estudiantes no vacunados, 16 contraen tos ferina. Más estudiantes vacunados contrajeron tos ferina, por lo que puede parecer que los niños y niñas vacunados corren mayor riesgo. En realidad, el 80% (16 de 20) de los niños y niñas no vacunados se infectaron, mientras que sólo el 16% (29 de 180) de los vacunados se infectaron. Además, las personas que están vacunadas y se enferman tienen menos probabilidades de sufrir complicaciones graves en comparación con aquellos que no están vacunados.
Las vacunas ahorran dinero.
Las vacunas no sólo salvan vidas, sino que también ahorran dinero. Es más barato prevenir una enfermedad que tratarla. Para todos los niños y niñas nacidos en los EE. UU. en un año, la vacunación de rutina ahorra más de $63.6 mil millones en costos sociales y sanitarios (artículo en inglés) a lo largo de su vida. Cada dólar gastado en la vacunación infantil ahorra $10.90 (sitio en inglés). Solo en el estado de Colorado, el costo de 3,458 niños y niñas hospitalizados por enfermedades que podrían prevenirse con vacunas en 2022 ascendió a $252 millones (artículo en inglés).
Los riesgos de enfermarse y desarrollar la inmunidad natural superan los riesgos de la inmunización de cada vacuna recomendada.
Hay quienes se preguntan si la inmunidad natural a una enfermedad es mejor que la inmunidad que produce una vacuna. La inmunidad después de la infección suele proporcionar cierta protección contra futuras infecciones. Pero la única forma de obtener esta inmunidad es enfermando primero. Enfermarse conlleva riesgos de complicaciones. Por ejemplo, el riesgo de encefalitis (infección o hinchazón cerebral) por sarampión es de 1 entre 1,000 y el riesgo de neumonía con sarampión es de 1 entre 20. En comparación, el riesgo de sufrir una reacción alérgica grave a la vacuna contra el sarampión es de 1 en 1 millón. Lo mejor de las vacunas es que proporcionan una inmunidad fuerte, a menudo de por vida, sin causar infección.
Los padres o guardianes que deciden no vacunar a sus hijos o hijas lo hacen para evitar riesgos. Sin embargo, optar por no vacunarse es la opción más arriesgada.