¿Realidad o mito?
El gran negocio de la farmacéutica
REALIDAD: Las vacunas no son un gran negocio para los médicos y las compañías farmacéuticas.
Los médicos pierden o ganan muy poco dinero con las vacunas.
El costo de administrar las vacunas es mayor que la cantidad que las aseguradoras y los planes de salud reembolsan a los médicos (artículo en inglés). Los consultorios médicos tienen costos de personal, suministros y servicios públicos. Aunque a un médico se le pague por administrar una vacuna, los costos de almacenarla y suministrarla pueden ser mayores de lo que recibió como compensación. Los médicos con experiencia en salud infantil o pediatras, hacen recomendaciones basadas en investigaciones y en sus años de estudio y experiencia en el tratamiento de enfermedades. Los médicos conocen bien los numerosos beneficios comprobados de las vacunas que salvan vidas. Su único incentivo para recomendar y administrar vacunas es mantener sano a su hijo o hija. Quieren proteger a su familia de enfermedades infecciosas y de cualquier problema de salud a largo plazo que una enfermedad pueda causar.
El dinero que las empresas farmacéuticas ganan con las vacunas es solo una pequeña parte de sus ingresos.
Las vacunas son producidas y vendidas por empresas farmacéuticas. Estas empresas con fines de lucro ganan dinero con los medicamentos que desarrollan. La mayoría de sus ganancias las obtienen vendiendo medicamentos que tratan enfermedades y otras condiciones de salud. Las personas toman estos medicamentos después de enfermarse. En 2022, las empresas farmacéuticas reportaron 605 mil millones de dólares en ingresos. De esos ingresos, solo 1 dólar de cada 12 dólares provino de vacunas.
Veámoslo de otra manera: las personas toman la mayoría de los medicamentos a largo plazo, por lo que las compañías farmacéuticas confían en vender múltiples dosis por persona. Pero las vacunas, incluso las que se administran en una serie de dosis, se administran sólo una vez (o una vez al año en el caso de vacunas como la gripe y el COVID-19). Por ejemplo, el costo de las tres dosis de la vacuna contra la hepatitis B que los niños y niñas necesitan asciende a $81 (artículo en inglés) es decir $27 por dosis. Pero el costo de los medicamentos contra la hepatitis B para tratar la infección es aproximadamente de $11,500 anualmente (artículo en inglés). Las farmacéuticas ganan más dinero con los medicamentos que tratan enfermedades que con las vacunas que las previenen.
Las empresas farmacéuticas ganan dinero con las vacunas, pero menos que con los medicamentos contra el cáncer y la diabetes. Por poner un ejemplo: las empresas que fabrican productos para prevenir lesiones, tales como los asientos para automóviles o los cascos para las bicicletas; aunque ganan dinero con estos productos los costos por producirlos son elevados. Por lo que no dejan mayor ganancia. Lo mismo pasa con las compañías farmacéuticas.
Las vacunas en realidad ahorran dinero.
Por cada dólar gastado en vacunación infantil, Estados Unidos ahorra 10.90 dólares en costos de atención médica de enfermedades prevenibles por las vacunas. Para los 3.6 millones de bebés que nacen en los EE. UU. cada año, las vacunas de rutina ahorran $63.6 mil millones en costos sociales y de atención médica (artículo en inglés).
Además las vacunas casi siempre son gratuitas. Las vacunas infantiles de rutina se consideran atención preventiva. Esto significa que los seguros están obligados de conformidad con la ley a cubrir las vacunas sin copago ni deducible. Y los niños y niñas sin seguro médico pueden recibir vacunas gratuitas a través del programa Vacunas para Niños (artículo en inglés). Pero los tratamientos para enfermedades prevenibles con vacunas no son gratuitos. Incluso con seguro, pueden resultar costosos. Por ejemplo, un solo caso de sarampión puede generar gastos médicos entre $14,000 - $16,000 (artículo en inglés). Siempre es más barato prevenir una enfermedad que tratarla.
Todos necesitamos las vacunas (incluso las personas que las fabrican y las que las administran).
La conclusión es que la vacunación salva vidas. Los médicos no recomiendan la vacunación por beneficio propio, sino para ayudar a mantener la salud de su hijo o hija. Si los fabricantes de vacunas no ganaran al menos algo de dinero con las vacunas, no tendrían incentivos para seguir produciéndolas. Gracias a las vacunas podemos ver casos de enfermedades que ahora son raras.